Corazón de Jesús 2022

Sagrado Corazón, expresión humana de amor divino

La Iglesia celebra la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús el viernes posterior al II domingo de pentecostés. Siempre corresponde al mes de junio, dentro del calendario litúrgico de la Iglesia Católica.

Origen de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús

Santa Margarita María de Alacoque era una religiosa francesa que pertenecía a la Orden de la Visitación. Cuando tenía 25 años, comenzó a reportar a sus autoridades  que estaba experimentando visiones de Jesucristo en las que veía su corazón en llamas y le comunicaba mensajes muy específicos para la humanidad…

“He aquí el corazón que ha amado tanto a los hombres, que no se ha ahorrado nada, hasta extinguirse y consumarse para demostrarles su amor. Y en reconocimiento no recibo de la mayoría sino ingratitud.”

En torno a esta Solemnidad, compartimos algunos principios:

El fundamento del culto al Corazón de Jesús: la Encarnación

Adoramos el Corazón de Cristo porque es el corazón del Verbo encarnado, del Hijo de Dios hecho hombre, de la
Segunda Persona de la Santísima Trinidad que, sin dejar de ser Dios, asumió una naturaleza humana para realizar
nuestra salvación. El Corazón de Jesús es un corazón humano que simboliza el amor divino.

El Corazón de Cristo transparenta el amor del Padre

En la vida de Jesucristo se transparenta el amor del Padre: «Quien me ve a mí, ve al Padre» (Jn 14, 9). Toda su existencia terrena remite al misterio de un Dios que es Amor, comunión de Amor, Trinidad de Personas unidas por el recíproco amor, que nos invita a entrar en la intimidad de su vida.

La ternura de Jesús

El Evangelio deja constancia de la ternura de Jesús. Él es «manso y humilde de corazón».
Es compasivo con las necesidades de los hombres, sensible a sus sufrimientos. Su amor privilegia a los enfermos, a los pobres, a los que padecen necesidad, pues «no tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos».

El misterio de la Cruz

La Cruz del Señor es el momento supremo de la manifestación de su inmenso amor al Padre en favor nuestro. El Señor nos «amó hasta el extremo»(Jn 13,1), ya que «nadie tiene un amor más grande que el que da la vida por sus amigos» (Jn 15, 13).

Una inagotable abundancia de gracia

En la oración colecta de la Misa del Corazón de Jesús se pide a Dios todopoderoso que, al recordar los beneficios de su amor para con nosotros, nos conceda recibir de la fuente divina del Corazón de su Unigénito «una inagotable abundancia de gracia».

El envío del Espíritu Santo

La primera señal del amor del Salvador es la misión del Espíritu Santo a los discípulos, después de la Ascensión del Señor al cielo, recuerda Pío XII (“Haurietis aquas”, 23). El Espíritu Santo es el Amor mutuo personal por el que el Padre ama al Hijo y el Hijo al Padre, y es enviado por ambos para infundir en el alma de los discípulos la abundancia de la caridad divina. Esta infusión de la caridad divina brota también del Corazón del Salvador, en el cual «están encerrados todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia» (Col 2, 3).

Los sacramentos

Los sacramentos que edifican la Iglesia son los cauces de gracia a través de los cuales nos llega la vida nueva de la redención.

El agua del bautismo nos purifica y nos hace miembros del Cuerpo de Cristo. Dios infunde en nuestra alma las virtudes teologales para que podamos conocerle por la fe, amarle por la caridad, tender hacia Él como meta de nuestra existencia por la esperanza.